La imagen idealizada que los medios de comunicación se empeñan en imponernos con respecto a las fiestas navideñas, justificada por la necesidad de consumo de innumerables productos y servicios que sin duda nos harán “felices”, contrasta demasiadas veces con la realidad de la Navidad. Muy especialmente los encuentros familiares ponen en evidencia con crudeza una realidad bastante menos edulcorada.
Preparamos nuestras mejores galas, nos quitamos unos kilos antes de que lleguen las fechas señaladas para lucir espléndidos esos días ( para volver a quitárnoslos en unas semanas, con los propósitos impenitentes del año nuevo).
Pasamos tardes de compras por las calles de nuestras ciudades o por las autopistas de Internet, tratando de encontrar los detalles perfectos para cada uno de nuestros familiares y amigos, una tarea que se convierte más en un arduo trabajo que en un verdadero disfrute.
Gastamos el dinero que no tenemos en caros productos gastronómicos, para satisfacer nuestros egos, por encima de nuestros paladares, que en realidad se conforman con comidas y bebidas mucho más sencillas.
Finalmente, un despropósito para tratar de llenar vacíos, que no se sacian con lo material, para encajar en los estereotipos que nos venden.
Idealizamos también los encuentros familiares, afortunadamente muy gratificantes en ocasiones, pero que otras hace tiempo que perdieron la magia de antaño, aunque nos veamos obligados a repetirlos de forma casi mecánica: la cena de Nochebuena en casa de los padres de ella, la comida de Navidad en la de los padres de él,…Todo ello si contamos con una familia estructurada según los cánones tradicionales, ya que si nos vamos a la variedad de modelos con los que convivimos, la complejidad se incrementa exponencialmente: los niños que pasan la primera semana con su padre y la otra con su madre, los que están viviendo un proceso de duelo por el fallecimiento de algún ser querido, por la ruptura entre sus padres,…
Lo cierto es que es muy frecuente encontrar personas que manifiestan su deseo de que las fiestas pasen pronto, sus pocas ganas de emprender el trabajo de decorar la casa, preparar comidas especiales o tener que cenar con el cuñado con el que, a poco que nos descuidemos, hemos entablado una discusión por cualquier tema controvertido.
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ToggleConsejos para disfrutar las celebraciones sin estrés
Para que no cunda el pánico, después de esta introducción quizá poco alentadora, os vamos a dejar con una serie de recomendaciones para poder abordar de la mejor forma posible las celebraciones y tratar de disfrutarlas sin morir en el intento.
- Vamos a tener que aprender a decir “no” a ciertos compromisos, sin sentirnos culpables por ello. Lo más importante reside en que no te obligues a regalar si no te apetece, porque no hay nada más bonito que un regalo hecho con auténtico cariño.
- En Navidad tendemos a hacer un balance del año, los pros y los contras, de lo que nos sentimos orgullosos y aquello de lo que nos arrepentimos. Esto puede llevar a una valoración positiva en algunos casos, pero también existe el gran riesgo de que surjan pensamientos del tipo “he desperdiciado el año”, “no he avanzado nada”, etc. Por ello, evita hacer este tipo de valoraciones, simplemente disfruta del momento y olvida lo de hacer un balance del año.
Antes de continuar con las siguientes recomendaciones, es necesario destacar que, desafortunadamente, los sentimientos de soledad existen y están presentes a lo largo de todo el año, pero en momentos de fiesta, donde se espera tener la agenda llena de cenas de empresa, con amigos, con familiares, haciendo las compras, y demás, el no cumplir con estas expectativas de la sociedad, puede exacerbar dichos sentimientos.
Según el Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada, más de dos millones de personas mayores de 65 años viven solas en España, cifra que se espera que ascienda a más de seis millones en la próxima década. Esto es un grave problema de salud pública, dado que estudios recientes han razonado que estar solo y sentirse infeliz son factores que aceleran más el envejecimiento que fumar. Además, una investigación inglesa, que contó con 2.400 participantes, llegó a la conclusión de que los jóvenes de entre 18 y 25 años tienen las mismas probabilidades de sentirse solos que las personas mayores.
Así, algunos trucos para poder afrontar estos sentimientos de soledad que parecen alimentarse del espíritu navideño de las fiestas son los siguientes:
- Conecta con los demás, de forma que sientas que perteneces a un grupo y tienes un propósito.
- Redirige tus pensamientos, pues sentirse solo no es lo mismo que estar solo. Muchas veces esa sensación viene de un bucle de pensamientos negativos, y lo que resulta efectivo es romper el ciclo.
- Aprovecha el tiempo libre, esto puede implicar redescubrir las actividades que disfrutas cuando no estás trabajando.
- Haz ejercicio. Los beneficios de la actividad física son diversos, estando el principal relacionado con la segregación de endorfinas y serotonina. Lo que es más, según un estudio publicado en la revista American Journal of Psychiatry, con una hora de ejercicio a la semana basta para reducir la depresión.
- Disfruta de los “estereotipos de Navidad”. Y es que, no tener a alguien con el que poder realizar las actividades típicas de la fecha, no implica que no puedas realizarlas tú mismo. Si hay una película que quieras ver, o una nueva cafetería que quieras probar, que el hecho de que ninguno de tus conocidos no esté disponible no te desanime.
- Abandona el consumismo. Aunque pueda parecer una contradicción respecto a lo expresado en el segundo punto, en ocasiones reflexionar puede ser beneficioso, como sería el caso de si pensamos sobre qué queremos de verdad, pues la respuesta sea probablemente más tiempo de calidad con las personas amadas, y no el nuevo Iphone.
- Utiliza el sentido del humor. La Navidad está en todas partes, es imposible escapar de ella, pero con un poco de ironía pueden reducirse sus efectos.
Y, finalmente:
- Recuerda que el tiempo sigue pasando, y el final de la Navidad llegará antes de lo esperado. Puede ser normal sentirse relativamente desanimado en estas fechas, pero si consideras que necesitas ayuda recuerda que hay muchos servicios psicológicos y terapéuticos a tu disposición.
Referencias bibliográficas:
- https://www.publico.es/psicologia-y-mente/por-que-nos-ponen-tristes-las-navidades/
- https://www.elespanol.com/ciencia/salud/20221223/navidad-pone-triste-guste-consejos-psicologa-superarlo/727927503_0.html
- https://www.sabervivirtv.com/psicologia-y-bienestar/sufres-blues-navidad-seis-soluciones-fiestas-te-ponen-triste_917
- https://centrumpsicologos.com/blog/la-navidad-me-pone-triste/